martes, 31 de mayo de 2011

Nueva pedagogía.


“Tengo una hija que es profesora y a quien un inspector general dijo: “¡Vele cuidadosamente para que el niño no sienta jamás la exasperante competencia del profesor!”
Evidentemente, se ve bien lo que quiere decir, que no hay que fastidiar al alumno con la exposición indiscreta de su superioridad. Pero, en fin, cada vez que he tenido que aprender algo de alguien, he estado encantado de su competencia, ¡cuando estoy en un avión la competencia del piloto me asegura mucho mas de lo que me irrita!
Y, además, el mencionado inspector dijo a mi hija: “El secreto de la nueva educación es que no hay imbéciles; no hay más que niños de los cuales no se han sabido descubrir los recursos o en los cuales no se han sabido suscitar las motivaciones suficientes”. Esto puede ser, en parte, verdad, hay malos profesores; pero yo aconsejé a mi hija que contestara: “¡Y bien, puesto que usted reconoce que no siempre se llega a suscitar esas motivaciones ni a descubrir esas cualidades, queda siempre un imbécil en esta clase de pequeños genios, y es el profesor!”
Dicho de otra manera, el inteligente a priori es el que ignora y el imbécil a priori es el que sabe. Entonces, otro problema: ¿a partir de qué diploma o de qué edad el inteligente que ignora se transforma en el imbécil que sabe? Pues, después de cierto momento, una parte de sus alumnos serán profesores y en ese momento chocarán con las mismas dificultades: encontrarán imbéciles. Es el dominio del igualitarismo”.

Gustave Thibon, 8º Congreso de L`Office International a Lausanne. Force et violence, 1971, p. 126.