jueves, 6 de febrero de 2014

Francisco: “Los que son cristianos, con la Biblia, y los que son musulmanes, con el Corán”.


La falsa religión musulmana y el cristianismo parecen ser más o menos lo mismo, según la mirada modernista del ecumenismo conciliar. El Corán es un libro dónde –entre otras cosas- se niega la divinidad de Cristo y se recomienda la persecución al cristianismo. ¿Cómo puede recomendar el Papa Francisco a estos jóvenes musulmanes que sigan leyendo y profundizando el Corán, “la fe de sus padres”?

Noticia aparecida en Vatican Insider, 20-Ene-2014.

Papa Francisco: cristianos y musulmanes pueden compartir los sufrimientos y la fe

IACOPO SCARAMUZZI
CIUDAD DEL VATICANO

El Papa volvió a invitar a los jóvenes a «hacer lío», en cuanto a la reforma de la Iglesia, durante el encuentro a puertas cerradas con un grupo de muchachos y muchachas de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en Roma (cerca de la estación ferroviaria Termini), en la que estuvo durante cuatro horas ayer por la tarde. Bergoglio reveló a un grupo de refugiados que él también sufre y los invitó a compartir los sufrimientos y la fe, «los que son cristianos, con la Biblia, y los que son musulmanes, con el Corán», porque «uno solo es Dios: el mismo». 

El Papa invitó a los jóvenes a «hacer lío», según indicó “L’Osservatore Romano” hoy, en cuanto a la reforma de la Iglesia, y a moverse evitando comportamientos «demasiado rígidos».  Al respecto, Francisco contó que una vez lo invitaron a pronunciar una conferencia ante un grupo de «jóvenes que querían renovar la Iglesia: estaban todos serios... Después, en la misa, todos con las manos pegadas, rígidos... Pero yo pensé en cierto momento que ante mí había unas estatuas, en lugar de personas. Y ellos decían: “Hay que hacer esto...” Tenían la receta. Pobrecitos, todos acabaron mal. Por eso, tomar las cosas con seriedad no significa jugar a la seriedad. Significa alegría, oración, buscar al Señor, leer la Palabra de Dios, hacer fiesta... Esta es la seriedad cristiana. Un joven que no sonríe, que no hace un poco de lío, envejeció demasiado pronto».

El periódico de la Santa Sede también indicó que el Papa respondió a ocho preguntas de un grupo de jóvenes que participaron en un proyecto misionero de la parroquia romana. A una pregunta sobre la tentación de abandonar la esperanza, respondió que desgraciadamente «la desilusión está en las tiendas de rebajas» y que en el camino de la vida es fácil encontrar «un albergue bonito» en el que se puede pasar «toda la vida», dejando de caminar. «¿Cuántas personas se quedan a mitad del camino?», dijo Francisco; muchas, tantas que hay «personas de 40 o 50 años que tienen el corazón más preparado para un funeral que para una fiesta». Pero hay que «apostar por los grandes ideales y tener siempre deseo», porque «un joven, una joven que no desea, nunca ensancha el corazón». A un chico que le preguntó cómo había nacido su amor por Dios, dijo que se sentía «un poco desgraciado en esto», porque considera no amar a Dios «como Él debe ser amado: yo amo a Dios como puedo, pero estoy seguro de que Él me ama mucho más, me ama, y esto me gusta». En cuanto a la vocación, subrayó que el corazón de cada persona «es un camino por el que pasa de todo», por lo que es importante tratar de entender cuando nos topamos con las cosas importantes. Y Papa Francisco volvió a insistir en que prefiere una Iglesia «accidentada» que una Iglesia «enferma» y cerrada; también volvió a explicar qué significa ir en contra de la corriente: «Hoy las propuestas nacen del consumismo, del edonismo», pero «si yo quiero vivir el Evangelio, ir con los pobres, ayudar al prójimo, esto es ir contracorriente».


Al final, a los que le preguntaron cómo se abrir un corazón cerrado por las heridas, Bergoglio recordó la imagen de la Iglesia como «hospital de campo», y propuso una receta: «No tengan miedo de dar un nombre a las heridas», porque «las heridas se curan con claridad, con ternura y dejándose amar». Por lo demás, «quien siempre está limpio es porque no camina», mientras que quienes caminan «se ensucian: o físicamente o espiritualmente», pero «el Señor nos limpia a todos».

Jorge Mario Bergoglio también se reunió con unos ochenta refugiados e inmigrantes, que fueron elegidos de entre todos los que reciben ayuda y asistencia en la parroquia del Sagrado Corazón. «Yo me siento en casa entre ustedes. Gracias. Porque uno puede ir a hacer una visita y escuchar, todo educado, todo con protocolo, pero no hay calor», habría dicho el Papa argentino, según indicó el blog “Il Sismografo”. «Pero solo me falta una cosa: que Mariana no me haya dado un mate», bromeó. Poco después, el Papa se encontraba ya mateando. Bergoglio también respondió a las preguntas de los refugiados. Sobre el tema del sufrimiento dijo: «cuando pienso en mi historia, veo muchas cosas hermosas y muchas cosas feas». «“No –prosiguió en un coloquio imaginario–, el Papa no tiene sufrimientos”. ¿El Papa tiene sufrimientos o no? ¿Sí o no? Todos tenemos, ¿eh?, todos. El Papa es un hombre, un hombre cualquiera y tiene sus sufrimientos, pero también cosas hermosas».

Rome Reports, 20-Ene-2014.